El trabajo musical de la película, pensando en una forma adaptada del musical en escena, es muy complejo y fue bien logrado en Gypsy. La integridad musical se respeta y hay poca adaptación narrativa de la justificación de las canciones; es decir, ambas versiones (la del teatro y la del cine) no tienen gran diferencia estructural. La ventaja de tener Gypsy en película es la capacidad del cine para poder presentar locaciones, escenarios y situaciones con mayor facilidad que el teatro. La desventaja, es la espectacularidad. Rosalind ofrece una interpretación maravillosa para un personaje que no es nada sencillo, pero es una interpretación muy controlada y mesurada (especialmente a nivel vocal), por lo que que los amantes de este musical desde el teatro extrañaremos la fiereza con la que lo interpretaron Lansbury o LuPone.
Gypsy presenta números entretenidos y llenos de una espectacularidad caótica (justificada en la historia) y luce una de las historias más viejas y efectivas del mundo: la búsqueda de un lugar en él, la batalla por el éxito personal. Esta película tiene toda la usanza de las películas de su época y sigue una formula que funcionaba de forma excelente a los musicales de entonces: un realismo y una simpleza dentro del surrealismo y espectacularidad del género del musical. Sin embargo, difícilmente puede ser uno de los musicales más exitosos de la época, especialmente cuando debía competir contra los productos de Rodgers y Hammerstein II. Aún así, es una muy buena adaptación del musical al cine y ciertamente una película que no decepciona, viéndola bajo los estándares del musical.
Gypsy es perfecta para aquellos a quienes les agraden las mujeres protagonistas de carácter fuerte y que no son del todo fanáticos de las historias de amor profundamente cursis (como El Rey y Yo... O prácticamente cualquier producto en cine de Rodgers y Hammerstein II). El elenco tiene un talento impresionante, especialmente Natalie Wood, quien aún con su perfil de belleza inocente, pudo dar vida a un ser tan insípido como lo es Louise (antes de convertirse en Gypsy Rose Lee). Vocalmente... Eh... Pudo ser peor, tanto Wood como Russell cumplen con lo mínimo para que las canciones funcionen, pero ninguna sobresale excepcionalmente (lo cuál explica por qué Julie Andrews seguía arrasando con las críticas) y los demás miembros del elenco son invisibles vocalmente e incluso molestos (oír a Baby June siempre ha sido un martirio, ya sea en teatro o en esta película). Pero las secuencias del baile están bien coordinadas y ayudan a vestir bien la historia.
Algo a lo que se le debe dar mucho crédito es a la elección de elenco. La química en pantalla de todos los elementos es innegable, especialmente entre Louise y June, y entre Hervey y Rose. A pesar de no ser una historia romántica per se, Gypsy tiene momentos dulces que cumplen con la cuota de romanticismo necesaria para tener a los románticos felices (Little World y All I Need is a Girl). Comparada con los musicales de su época, Gypsy no tiene realmente nada especial, pero como film individual es una cinta con muchos aciertos y que difícilmente se torna aburrida.
Yo soy fan de Gypsy desde que escuché el sountrack y he sido fan hasta hoy en día (especialmente de Patty LuPone en Gypsy... Sweet jesus!). Sin embargo, algo que es más que cierto: esta película sólo se recomienda aquellos que les guste el cine viejo, el teatro musical, las historias "muy" broadway clásico y que sepan que hay más actrices de la época que Julie Andrews (who still wonderful). Por lo tanto, en definitiva no es una película para todo público, especialmente Gypsy, la cual se puede tornar tediosa y abrumadora para aquellos que no puedan tolerar un espacio menor de diez minutos entre canción y canción. Así que, si cumples el perfil, debes verla pues no te arrepentirás, si no, mejor olvídalo, pues te va a costar trabajo disfrutarla como se debe: con unas palomitas jumbo.
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