lunes, 3 de abril de 2017

Power Rangers (2017, claro)

¿Qué mejor manera de chavorruquear que ir al cine a ver los Power Rangers en tus casi 30?

Si bien no era la cinta más esperada del año, no tuvo la promoción más grande ni se espera que sea la ganadora de múltiples premios, nada de eso cambia el hecho de que las salas están, en su mayoría, llenas cada función.

¿Por qué? Porque si algo nos queda muy claro en esta década es que la nostalgia vende y un chingo.

Pero, aquí entra la pregunta del millón, ¿qué tal está?

Bien, es una película que está bien. No me da flojera buscar calificativos, no estoy haciéndole el paro ni se me acabó la creatividad para extenderme en una crítica más frívola y elaborada... esta vez es algo literal: es una película que está bien. Te da lo necesario para que valga tu tiempo y tu dinero, te divierte, te entretiene y si eres del grupo que vimos a estos súper héroes cuando teníamos años con cifras de 1 número, entonces te puede llegar a poner piel de gallina en algunos momentos. Eso sí, sin pena ni gloria en una época en que el cine heroico está en auge.

Para los puristas de la historia, Power Rangers 2017 puede representar un gran conflicto ya que se aliena demasiado la premisa original, así que les contaré aquí (ALERTA DE SPOILER) lo que sucede:

Rita es una ex Power Ranger (más específicamente la verde que, si bien la película no lo confirma, se puede intuir) que se volvió loca de poder en la Era Mesozoica (¡dinosaurios y aliens, bitches!) y quiso conquistar al mundo, traicionando a su equipo Ranger (del que Zordon era líder a.k.a. el Ranger Rojo) y buscando utilizar el cristal Zeo (¿recuerdan Power Ranger Zeo?) para dominar la vida en el planeta.

¿Qué sucede entonces? Zordon no logra vencer a Rita y destruyen toda la vida en el planeta con un meteorito, usando sus últimas fuerzas para ocultar las monedas de poder en espera del surgimiento de unos nuevos Rangers y suprimiendo el poder maligno de Rita, al menos hasta nuestra era. Entonces, un grupo de adolescentes con energía se topa por casualidad con las monedas de poder y se les confiere la misión de salvar al mundo de las garras de Rita, quién ha regresado de la muerte.

Osea, nada nuevo.

Si bien la película sigue la misma fórmula que todas las versiones predecesoras de nuestros amigos Rangers, no creo que exista queja al respecto porque es una fórmula con efectividad comprobada y que, sinceramente, todos esperamos de una película así. Buscar darle una dimensión más compleja de lo que la construcción dramática de los personajes puede dar (como en El Hombre de Acero) sólo sería estirar una historia que, como una liga, puede tronar al no poder soportar tanta demanda.

Algo que sí era muy esperado, sin embargo, era el despliegue de efectos visuales. Los Rangers originales, con su modesta tecnología de los 90's siempre estuvieron en los lugares privilegiados de efectos especiales. Pero ahora we know better and should do better. La verdad es que toda la construcción digital que viste la historia es medio deprimente: efectos reciclados de otras cintas similares, personajes totalmente digitales que carecen de todo atractivo (o forma definida, en todo caso) y construcción de entornos visuales que quizá hubieran sido novedosos por ahí del 2003. Sí, lo visual y lo estético no es lo fuerte de la cinta, pero nadie quiere verla por los efectos, sino por los golpes (que, por cierto, también son pocos y pobres).

En fin, quiero alejarme de las cuestiones técnicas que representan esta calificación de "sólo bien" y enfocarme en algo que encuentro mucho más importante: la construcción del discurso (sí, aquí vamos de nuevo).

Estamos en la época de los antihéroes, de eso no hay duda. Nuestros productos culturales buscan alejarse de la escuela de Campbell para crear, según ellos, personajes más completos y más "humanos" con los que podamos relacionarnos y en los que podamos encontrar la esperanza que antes entregaban los héroes clásicos, perfectos y "aburridos".

Power Rangers quiso subirse al tren, modificando la esencia básica de sus personajes y creando adolescentes más "realistas" y "complejos" (sí, las comillas son, en efecto, sarcasmo) para darle más sazón a la historia. Entonces, pasamos de tener típicos adolescentes buenos a típicos adolescentes disfuncionales en los que ahora debemos poner nuestras esperanzas.

Si alguien recuerda a Jason, Kimberly, Trini, Billy y Zack en los 90's recordarán un grupo de 5 jóvenes de Angel Grove que, más allá de su amistad compartían un interés común: el bien del mundo. Estos chicos eran jóvenes modelo para sus demás compañeros: buenos atletas (musculosos o no), estudiantes dedicados (brillantes o no) y ampliamente involucrados en el servicio comunitario de su localidad.

En el 2017, tenemos adolescentes que se sienten rechazados, que se sientes vulnerados y que buscan ser rebeldes al moverse fuera de la normativa que creen se les está imponiendo, porque asumen, en algún inconsciente que no logro comprender del todo, que rebelarse contra el sistema hegemónico requiere, en total grado, romper la ley, aislarse del mundo y dañar a cuánto se me ponga enfrente.

En casi 20 años pasamos de que nuestras figuras heroicas fueran parangones de justicia y virtud (para orgullo de Platón y Kant) a individuos nocivos que podemos corregir dándoles una responsabilidad que los distraiga (y obligue a dejar) los excesos dañinos que alteran el orden público.

Una gran parte del discurso que despliega Power Rangers 2017 es la idea de "ser merecedor del poder", tal es así que el punto de quiebre de Rita como villana se da con esas exactas palabras "Zordon no puede juzgar si soy o no digna". Sin embargo, eso es tan sólo un nivel muy superficial del discurso ya que, en realidad, al ver la evolución de los personajes de los Rangers podemos descubrir una cláusula en letras chiquitas: no se trata de merecer el poder, sino de merecer una segunda oportunidad... que se da a través del poder. ¿Sí es clara la diferencia?

Ahora la analogía del poder y la responsabilidad han virado en pro de salvar al individuo de sí mismo, no al mundo de un agente externo (lógica evolución de los temas dramáticos de la modernidad a la post modernidad). Entonces, el poder de proteger al mundo ya no es ostentado por súper hombres (a lo Nietzsche) sino hombres con súper poderes. En el plano del "merecer", los poderes ya no se invisten a aquellos cuya voluntad busca proteger, guiar y salvar al mundo, sino en aquellos que han perdido su rumbo dentro de este mundo y se salvan a sí mismos, a través del poder de "salvar a los demás". Esto es peligrosamente egoísta y perverso, al caer en la noción de que es una motivación que gira primordialmente sobre el Yo, no sobre el nosotros; siendo primero un impulso egocéntrico que mana y alimenta, de forma incidental, el bienestar de los demás. Para muestra: la presencia de los Power Rangers 2017 no cambia el mundo en el que viven, lo que cambia es su mundo individual, dentro de una realidad a la que siguen atados y que se encuentra, virtualmente, sin cambios.

¿Esto significa que el discurso está mal? No, en realidad. El poder como segunda oportunidad ha sido un tema recurrente en personajes de todo tipo, desde Batman hasta Aragon. Ser una luz de esperanza para aquellos que se sienten sin rumbo es un buen mensaje y la redención a través del crecimiento personal no es algo que alguien calificaría como malo.

¿Cuál es el problema entonces? El problema está en la falta del discurso complementario y en la unilateralidad del mensaje acerca del poder. ¿Por qué el líder siempre debe ser un criminal reformado? ¿Por qué el brillante no puede serlo sin una condición psicológica? ¿Por qué la bonita no puede serlo sin ser una perra? ¿Cuál es la necesidad tangible de balancear los buenos atributos, manchándolos de otros negativos, como si fuese algo ominoso el tener un personaje virtuoso?

Tenemos personajes que ofrecen este mensaje, anti héroes "humanos y no aburridos" con los que podemos relacionarnos y crecer. ¿Dónde quedó la otra parte? Si hubiésemos sido fieles a los Rangers originales, debimos haber visto una película protagonizada por jóvenes modelos a los que sus virtudes los llevan a poseer la responsabilidad de hacer un gran bien por el mundo, algo que no sólo sí existe, sino que debería ser deseable. En cambio, hay que manchar estas virtudes para hacerlos "reales", "no herméticos", "no aburridos" porque creemos que aquello que es virtuoso en realidad (no en lo utópico, pero sí en lo práctico) no es atractivo.

Todos como creativos, guionistas y contadores de historias decimos repudiar a Superman y su rollo "tan perfecto" que no da cabida al verdadero desarrollo dramático, pero muy dentro de nosotros también vive un ente social, una pieza cualquiera de la comunidad, un mortal que desea que las cosas salgan bien, que la vida sea justa y que alguien como él nos rescate de nuestros problemas. Esa es también una necesidad humana que estamos poco a poco eligiendo suprimir.

Me dio mucho gusto ver a los nuevos Rangers superar sus problemas personales y redimirse a ojos del mundo al convertirse en héroes por primera vez... pero me queda la duda, ¿por qué no pudimos haber elegido jóvenes que ya fueran héroes antes, que ya hubieran elegido antes hacer lo correcto y hacerlos verdaderamente merecedores de ser en quienes podemos poner nuestras esperanzas?



Ficha técnica:

Power Rangers (2017)
Dir: Dean Israelite
De: John Gatins

Lionsgate Films