jueves, 30 de julio de 2015

Pixels

Sin duda, parece que el cine se está sumando a esta nueva moda nigromántica de revivir muertos y recurrir a los años pasados (los bonitos oldies) para la construcción de nuevas historias de entretenimiento masivo comercial. ¿Está mal? No en esencia, el problema se encuentra en la ejecución. Con el regreso de zombies como Jurassic World, Misión Imposible, Terminator y demás, el cine nos ha regresado a la última parte del siglo XX, muchas veces sin considerar que el público que tenía en ese entonces es muy diferente al de ahora.

En esta ola de lo oldie surgió Pixels, una película que cuenta la historia de la humanidad siendo atacada por un grupo desconocido de alienígenas, quienes utilizan viejos videojuegos de arcadia para su campaña de destrucción de la Tierra.

La cinta es la más reciente locura de Adam Sandler, bajo el mando directivo de Chris Colombus. En lo personal no aprecio las películas de Sandler: el excesivo niñerismo, la comedia fácil, el argumento bobo y lo predecible del elenco suelen acabar con mi interés en los primeros 5 minutos de la cinta; sin embargo, Pixels logró algo interesante y les explicaré por qué lo creo así:

En contraste con otras producciones de Sandler, aquí el texto es muy mesurado y sabe usualmente liberar la comedia, el avance de la trama y el poco, pero consistente, drama de la cinta. Es sin duda una película hecha para entretener y divertir al público, lo cual logra adecuadamente combinando un humor bastante blanco (en contraste con otros trabajos achacados a este cast) con secuencias de acción, animadas con destreza. Si bien entretener es lo único que logra bien.

Este no es un texto con verdadera complejidad dramática; el trabajo de dramaturgia y especialmente la curva de personajes es bastante estática; aún así, no se vuelve trivial sino que explota el tipo adecuado y necesario de simpleza: justo en el punto clave del entretenimiento, sin caer en la mediocridad.

Referente a los personajes, es una lástima ver el desperdicio dramático de muchos de los individuos construidos en el texto. Si bien la mayoría de estos están hechos en masa en la fábrica de clichés arquetípicos, creo que muchos pudieron tener un mejor desarrollo dramático al momento de la ejecución artística. Como era de esperar, el personaje de Sandler es quien tiene la moderada y predecible resolución emocional preferente (aún cuando vemos una ya tan conocida actuación Sandler con pocas novedades), dejando los demás personajes en un segundo plano con poco o nulo desarrollo dramático. Peter Dinklage es, para mí, el actor que mejor dominio muestra de su personaje y ofrece los matices más aplaudibles dentro del elenco. Por otra parte, también es triste ver el desperdicio de grandes actores cómicos como Jane Krakowski en personajes monodimensionales y, sinceramente, prescindibles.

Los dos verdaderos grandes aciertos de Pixels son: su selección de segmento de mercado y la integración de los elementos visuales nostálgicos a la cinta.

Pixels es un film de geeks para geeks, con uso maestro de la moda actual en que el geek tiende a ser el centro de la historia, el nuevo tipo de héroe, el protagonista que le habla a una sociedad cada vez más metida en la tecnología y el entretenimiento. Yo disfruté mucho la cinta, pero alcanzo a notar que es en gran parte por el gaymer que llevo en el corazón. ¿Es una película entretenida? Sí, seguro para todo público, pero hay un segmento que realmente la disfrutará y se apropiará de ella para su argot popular y ese es el segmento al que hay que direccionarla; para el resto, será sólo una cinta más. El lenguaje, las bromas y los personajes están seleccionados con una idea clara de a quién va dirigido el mensaje; lo cual prueba que un excelente trabajo de mercadotecnia puede parchar las áreas dramáticas en las que el producto no sobresale, logrando que la audiencia las pase por alto sus amplias deficiencias.

Por otra parte, la integración de la nostalgia es acertada. Yo ya hablé en otra entrada acerca de Jurassic World y de sus aciertos narrativos; pero si hay algo en lo que falló monumentalmente es en la renovación de un texto tan viejo como los dinosaurios. Para aquellos que vieron las películas originales de Spielberg (que es, al menos, el 70% del mercado meta de la cinta), Jurassic World no les ofreció nada nuevo; fue una retroalimentación masticada de la misma historia que las anteriores... uno esperaría que ya hubiéramos aprendido la lección. Esta es la tendencia normal con revivir muertos hoy en día: no existe un aporte nuevo, no hay una propuesta original, nos alimentan con los mismos textos y olvidan que ya no lo vamos a pasar por alto, maravillados por la animación del dinosaurio, puesto que es algo que ya vimos varias décadas atrás... el público pide más.

Pixels, en cambio, es la prueba de que puedes tomar elementos viejos (juegos de arcadia y la trama a lo “El Día de la Independencia”) y crear una propuesta original que, en mayor o menor medida, ofrezca al público algo que no se espera y de lo que realmente puede apropiarse para un futuro.
¡Ah claro, y ver a Sean Bean no morir en una cinta, fue algo liberador!

En conclusión, la película es recomendable como entretenimiento y posiblemente alcance a rascar un poco el estatus de culto en círculos muy muy muy específicos, pero no es una gran película ni una obra de arte por sí misma (tal vez con la excepción de la animación)... para mí: un 6 ó 7, de esas películas que apenas si alcanzan a no reprobar. Aún así, ¿quién dice realmente que todo debe ser sofisticado? A veces lo único que necesitamos es un poco de entretenimiento simple, pero bien ejecutado, para acompañar las palomitas jumbo.

Quiero hacer una última nota: la selección de música no me gusto: entiendo la relevancia a la época, pero estoy comenzando a cansarme de escuchar las mismas piezas siempre que me regresan a esa época.

Ficha técnica:
Pixels (2015)
Dir: Chris Colombus
De: Tim Herlihy
Columbia Pictures

miércoles, 1 de julio de 2015

Intensa Mente (Inside Out)

Tengo mis libros de Freud y Jung a un lado mientras escribo esta reseña, pues son necesarios para analizar la extensa complejidad simbólica de lo que, para muchos, aparenta ser una película para niños.

Intensa Mente es un film de Disney-Pixar que explora de manera lúdica las dimensiones interiores de la mente y el desarrollo emocional humano, pasando sólo por encima de la creación de la identidad personal y posándose mayormente sobre el desarrollo de la psique durante la infancia y las fijaciones personales que llevan a un proceso de madurez adolescente. En la cinta se humanizan cinco emociones humanas: alegría, tristeza, desagrado, miedo e ira, matizados por diferentes formas alienadas de estas, ejemplo: egoísmo, piedad, vergüenza, supervivencia y pasión, entre otros. La historia explora la mente individual y el proceso de desarrollo de una niña de 12 años llamada Railey, visto desde diferentes perspectivas: el mundo material, el interior subjetivo de la cabeza de Railey y la visión de sus emociones humanizadas.

Cuando me entraron las ganas de ver esta película, muchos me decía: “es la mejor película de Pixar”. Para mí que soy un gran admirador del trabajo narrativo, cinematográfico y estético de piezas como Wall-E y Up, esta aseveración me implicaba demasiado y mis expectativas de la película no eran muchas. ¿Por qué? El juicio acelerado, posiblemente, ver las emociones hechas personaje en una estética tan predecible me pintaba un perfil no tan alentador; sin embargo, sí tenía el interés de sentarme a divertirme un rato.

Sin embargo, el film fue una gran sorpresa, sobrepasó mis expectativas de una manera victoriosa (si bien no eran tantas) y me convenció del juicio que recibí antes de verla: la mejor película de Pixar hasta el momento.

Intensa Mente indaga en niveles de conciencia y profundidad que ninguna otra película de Pixar ha hecho, con una cercanía tal que le habla directamente al espectador, sin adoctrinarlo, sino reflejándolo, en una narrativa nueva que no necesita villanos, ni héroes, sino el proceso que atravesamos todos, describiendo un viaje del héroe en el que no existe ser humano que no pueda relacionarse.

La historia central, la excusa del film, es en efecto una narrativa dulce, muy Disney, con sus risas y su llanto; sin embargo, el verdadero valor de Intensa Mente se encuentra más allá de eso: está en el meticuloso cuidado de los detalles y la simbología, en pro del producto, sin sacrificar la apariencia dulce e infantil al proponer discusiones profundas de Freud y Yung.

Yo quisiera resaltar los siguientes puntos, los cuales para mí fueron una gran maravilla:

Surrealismo del inconsciente: la materialización que hace Pixar de los mecanismos complejos que operan la mente en sus diferentes niveles: el ego, el yo, el súper yo y las demás áreas que albergan la identidad, pensamientos y sensaciones del ser humano es verdaderamente admirable. Si bien no del todo impredecible, no sólo hace una analogía ideal entre las zonas, las máquinas y los operadores, sino que lo hace con una estética de ensueño, que parece imaginado por un niño creativo y discutido por un adulto versado. La representación de las esferas como los recuerdos y las islas (Maslow) creadas por recuerdos centrales (nuestras fijaciones) me llenó de emoción.

Personajes pulidos hasta el brillo: los personajes que se involucran en la cinta están redondeados y trabajados hasta el cansancio y no sólo en sus formas esenciales sino en las réplicas de personalidad. Si bien en un primer nivel de análisis y contemplación podemos caer en la monodimensionalidad de las “emociones” (los personajes emociones). Alegría, Tristeza, Desagrado, Miedo e Ira puede que estén, en efecto, moldeados con el cincel del arquetipo pero es comprensible al hacer la conexión de que ellos SON el arquetipo. Los personajes más “complejos”, por otra parte, como los padres de Railey o el amigo imaginario Bing Bong poseen más dimensiones que mantienen una coherencia adecuada no sólo entre ellos como personajes y sus representaciones externas (en este caso internas), sino también con los modelos psicológicos de libro de texto.

Una de las preguntas interesantes en mis discusiones de la película es: ¿por qué las emociones de Railey son seres masculinos y femeninos, cuando los padres poseen puras emociones acordes a su género biológico? Mi resolución al respecto abrió una nueva dimensión de análisis que no había notado en una primera vista del film. Railey, al tener sólo 12 años, está en pleno proceso de construcción de la identidad personal, un proceso que se desdobla entre la niñez y la adolescencia, por ello su identidad no está completamente desarrollada y sus emociones no se parecen del todo a ella, sino que están representadas como las imágenes tipo de lo que Railey ve en el mundo exterior (como Desagrado y Miedo) y en sus propios padres (Tristeza y Enojo).

Maslow, Freud y Yung: la construcción de los abstractos pasillos de la mente se logró, moldeando el funcionamiento de esta de acuerdo a los preceptos de Maslow, Freud y Yung. Las islas de personalidad que nacen a raíz de los recuerdos centrales, no son más que una reformulación de los preceptos de Maslow sobre nuestras necesidades y gustos personales: el nivel vano y mundano, los intereses de personajes, los valores, el sentido de pertenencia y el núcleo central social.
Algo que admiro mucho de Pixar es la sencillez y diversión con la que ve la vida. Películas con mensajes muy complejos se presentan a la audiencia con una simpleza infantil, sin aspirar a la pretensión ni al exceso de “arte” (que si bien tiene mucho, pero no lo ostenta), como se ha vuelto tendencia en últimos tiempos. Una amiga me dijo, mientras discutíamos la película: “Pixar tiene la capacidad de hacer mucho y que parezca fácil y nada pretencioso”, tal vez ese sea el valor central que le da tanta fuerza y tanto éxito a la casa productora.

Los recuerdos centrales son las fijaciones Freudianas que desarrollamos durante los años de la infancia y que son aquellos momentos que nos marcan y moldean de por vida y que pueden bloquearse ante una situación de shock emocional. Me agrada que, siguiendo la idea anterior, la película haya tenido la humanidad de presentar como “recuerdos centrales” momentos tan simples en la vida de la chica ya que así funciona nuestro cerebro humano, cosas que los terceros pueden pensar que no nos son trascendentes, por alguna razón nos causan un gran impacto en la vida.
Yung lo involucra Pixar en la construcción del ensueño, cuando los creadores logran tomar los niveles de pensamiento abstracto y los signos primordiales para convertirlos en secciones de la mente o personajes tan dinámicos como divertidos. Pixar demuestra una destreza y un extremo cuidado en sus simbolismos, por ejemplo:

La caída del tren de pensamiento a causa del hundimiento de la isla de la honestidad. Este hecho denota la desconexión total entre la razón y las emociones. Al caer el último de los pilares morales, se pierde el juicio por la dominación de la ira y se dejan de razonar correctamente las acciones.
La destrucción inesperada de los mundos de fantasía (las princesas, la casa de cartas, la casa de jengibre). Cuando se da un proceso de maduración acelerada, la mente siente y cree tener la necesidad de soltar todo aquello que considera pasado e innecesario en pro de pensar como “grande”.

La aparición y muerte de Bing Bong: la necesidad que resuelven los amigos imaginarios es la de satisfacer un sentido de interacción social y afectiva en el niño, así como ser una proyección externa del uno mismo que necesita dimensionarse para poder comprender en la infancia. Los cues del personaje son exactos: aparece en pantalla cuando Railey se siente sola y desesperada por comprensión, así mismo, desaparece después de ayudar a Alegría, cuando las emociones retoman las riendas y ya no es necesario. Su propósito, como todo amigo imaginario, es ser una guía y guardián del niño y ese es el papel de Bing Bong en la cinta.

Del viaje del héroe al viaje humano:
Yo le adjudico el inmenso éxito de la cinta a una cuestión central muy importante: si bien todas las películas de Pixar logran tocar fibras sensibles en la audiencia: la trascendencia y la muerte (Up), el amor imposible (Wall-E), la búsqueda de la libertad (Valiente) y demás temas, Intensa Mente es la primera que está en un nivel primario de cercanía con la audiencia. El mensaje es tan fácil de adoptar como propio, pues todos atravesamos por eso casi de la misma forma, que es imposible no crear un vínculo de proyección y relación con la cinta.

El público adulto adorará la historia y vivirá una forma sutil y bella de nostalgia, el público joven la encontrará divertida y le despertará la intriga por conocer más sobre el funcionamiento de la mente y las emociones humanas.

Sin duda es una película de 10, ideal para todo el mundo y que encierra tantas emociones (valga el chiste malo) que será imposible resistirla. Pixar una vez más lo ha logrado, en este que es su mejor film hasta el momento, y nos ha vuelto a conmover profundamente, obsequiándonos al menos por dos horas un espacio hermoso de comprensión, melancolía y alegría.

Pocas son las películas en esta época moderna en que me toca ver que el público aplauda de satisfacción al final de la función y esta fue una de ellas.

Ficha técnica:
Intensa Mente (Inside Out) (2015)
Dir. Pete Docter
De: Docter, LaFauve y Cooley
Walt Disney Pictures / Pixar Animation Studios

viernes, 26 de junio de 2015

Dragon Ball Z: La resurrección de Freezer

Existen historias y mundos que te capturan una vez en la vida y se roba tu lealtad para siempre, a pesar de lo que obtengas a cambio de ellos. Algo así es lo que sucede con la franquicia Dragon Ball y la generación que creció con el ánime.

El día de ayer fui a ver La Resurrección de Freezer (a.k.a. Freezer Wears Prada) y me debatí bastante en escribir al respecto porque sigo sin entender completamente qué es lo que vi.

La Resurrección de Freezer está situada después de la derrota de Majin-Boo y de la película anterior: Bills, el dios de la destrucción; pero antes del inicio de Dragon Ball GT. En sí el film es un gran paréntesis en la vida de los personajes donde vuelven a revivir la amenaza de Freezer, quien ha vuelto a la vida gracias a las Esferas del Dragón y ahora es más poderoso (y fabuloso) que antes.

Siendo objetivos: la película es una excusa inmensa para el humor japonés y peleas, peleas, peleas. Carente de todo drama, sin un desarrollo de personajes y, en momentos, sin sentido alguno, puedo decir que es una película muy entretenida para aquellos que conocen y siguen ciegamente Dragon Ball, pero en definitiva no para quienes son nuevos en ese mundo.

Siempre se me ha hecho extraña la forma en la que se comunican los personajes en esta serie: la forma en la que hablan es una combinación curiosa entre la formalidad, la exageración y los insultos con clase; además de que todos los personajes se gritan unos a los otros. No sé si esto lo obviaba estando niño, pero ahora debo decir que es un poco molesto.

En el lado bueno, la película es poco predecible (derivado de la falta de coherencia en las acciones) y no recurre a las muletillas usuales en los relatos de Dragon Ball: no hay necesidad de terminar al villano con una unión terrícola de Henki-Damma, no muere Krillin, no existe la comedia de los pequeños Gotens y Trunks, no se recurre a Mr. Satán como desahogo cómico e incluso se hace un cross-over entre dos diferentes mangas (ve a verla y verás cuál).

Entonces, ¿qué pasa en La Resurrección de Freezer si nada de esto sucede? Bueno, esa es la pregunta que sigo haciéndome y pues llega un punto en el que te das cuenta que es mejor dejar de intentar encontrarle una lógica a la cinta y mejor relajarte y sentirte de diez años nuevamente. Es claro que todo esto es resultado de la ausencia de Akira Toriyama en el proceso de creación y formación del fondo de la historia, porque la Resurrección de Freezer es eso: pura forma (pero buena forma) y muy poco fondo.

Lo curioso es que sí te deja un poco corto en muchas cosas, uno esperaría que el regreso del primer gran villano que enfrentaron en la saga fuera algo más desafiante; sin embargo, 30 ó 40 minutos en el film te das cuenta que Freezer, aún con su nuevo traje Louis Vuitton, no representa una gran amenaza ya en las últimas instancias, lo cual aumenta aún más esta sensación de absurdo de la cinta.

En definitiva, sí me alegro haberla visto, mi niño interno sigue feliz por ver a Son Gokú de nuevo en combate, pero mi cinéfilo externo sigue confundido, descifrando de qué iba el film.

La animación es clásica, pero buena, con secuencias dinámicas (cuando lo son), entretenidas y coloridas, pero pues la forma es lo único en lo que cubre las expectativas... bueno, eso es una falacia, porque realmente pocas personas son tan ingenuas para tener expectativas de esta película.

Ficha Técnica:
Dragon Ball Z: La Resurrección de Freezer (2015)
Dir: Tadayoshi Yamamuro
De: Akira Toriyama (autor)
Toei Company / 20th Century Fox Home Entretainment


sábado, 13 de junio de 2015

Jurassic World

Una de las cintas que sabes que terminarás viendo invariablemente. Jurassic World es una película de la que no tenía expectativas, lo cual fue positivo. Vi las películas de Jurassic Park, pero nunca he sido gran fan de las cintas, George Lucas o Spielberg en general; no porque sean productos malos, sino porque no son mi tipo de productos.

Sin embargo, Jurassic World fue una gran sorpresa para mí.

Con un público muy complicado, Jurassic World debía enfrentar las críticas difíciles de los fans de la serie original y las exigencias del sinfín de devotos a George Lucas y debo decir que entregó de forma espectacular (si bien era un poco predecible). Lo curioso fue que esta excelencia cinematográfica la encontré en donde menos esperaba.

Pese a los efectos, las secuencias de acción y el arte visual, Jurassic World muestra una calidad narrativa excelente, indicio de un trabajo muy bien planeado desde el papel. Si bien el patrón es el usual, la eficacia en la progresión narrativa mantiene un interés constante en la audiencia, la cual no está impresionada sólo por los dinosaurios, sino por cada acción y decisión en la cinta.

Los personajes son los estereotipos usuales en este tipo de cintas, pero funcionan de la manera adecuada. Finalmente, estas constantes son bloques básicos para construir la historia, el logro está en desarrollarlos de forma efectiva. En este caso, los personajes se desarrolan de manera predecible, pero correcta. Sabes quién es quién y las acciones que va a tomar, por lo que la inmersión a la trama es más inmediata. Aún así, el trabajo de guión se nota en los esfuerzos dedicados a que las acciones y decisiones de estos personajes (ligeramente mayores a lo unidimensional) estén fundamentadas en circunstancias innatas del texto planteado.

Jurassic World logra mi sorpresa gracias a un trabajo simbólico maravilloso; una resemantisación total del discurso original, no trabajando en contra de los otros films, sino alimentándose de ellos:

- Primero: el uso de los eufemismos. El trabajo semiótico comienza con un discurso que toma la imágen antagónica original, para crear una nueva simbología heróica. Los velociraptors son el ejemplo más tangible de esto. Si bien su ambiguedad animal ayuda a darle más sabor a la acción, el utilizar uno de los principales monstruos en las versiones originales, para unirlos a la fila de los héroes martirizados, es sublime. Destruír los miedos originales para crear nuevos aliados aspiracionales, ahora los velociraptors no son un epítome del temor, sino que son mártires de guerra cuyo papel es fundamental para un desenlace positivo y la coronación del ser humano que domina la bestia, no por la fuerza, sino por la empatía.

- Segundo: la construcción narrativa del rey contra el rey. La creación bien lograda de un nuevo monstruo, haciéndo hincapié en su supuesta superioridad sobre las demás criaturas es la palestra perfecta para la construcción heróica de la batalla final. Tomar la imagen inmortal del T-Rex, enfrentarla a sí misma y reivindicar su posición como el rey de estas criaturas (con una nueva dimensión heróica) es posiblemente uno de los mejores logros narrativos y comerciales de la cinta: simplemente esas secuencias finales pueden pagar entera la película con productos aledaños.

- Tercero: la humanización del monstruo y el hombre contra la tierra. Moralmente, la cinta tiene un discurso que muchos tocan pero que pocos logran sin caer en el estigma del adoctrinamiento hacia la audiencia. Las consecuencias con las que se topa el humano en su afán por dominar la naturaleza es un tema gastado, pero que aquí se introduce de forma "discreta". En contraposición con ello, la humanización de la bestia abre un nuevo panorama en este tipo de ciencia ficción. Lo mejor es que esto no es drástico o constante, sino paulatino. La humanización del monstruo se va dando de forma gradual, culminando en su transmutación de una bestia a un "aliado" de los humanos.

La película está repleta de guiños a las otras cintas, los cuales son un regalo para los seguidores y aportan una cierta justificación discursiva para el desarrollo adecuado de la narración. Si bien para mí la premisa siempre ha sido un irracional total (¿quién realmente cree que un parque de atracciones com dinosaurios es una buena idea?), Jurassic World no intenta convencer de la validez moral de las circunstancias, sino presentar el panorama esencialmente caótico y en un armónico temporal.

¿Cuál podría ser el punto débil? Para mí la construcción y desarrollo de los personajes de los sobrinos. Al igual que los otros personajes, tienen su gran dosis de cliché, pero no terminan de ascender a las demandas de la historia (un problema que no es del intérprete, sino del papel). Personajes inverosímiles con curvas emocionales atropelladas y poco creíbles, para mí funcionan sólo como motivación para los héroes, mas no como entes partícipes con acciones significativas. Son objetos de deseo presentados como personajes.

Para mí es un sólido 9, especialmente para este tipo de cintas. Jurassic World demuestra que no se necesitan películas con discurso profundo y complejo para poder tener un trabajo de excelencia desde la concepción a la ejecución maestra. Para mí esta es si duda la película a ver este verano y quedamos todos en espera de la segunda parte (el escape del doctor en helicóptero con los embriones modificados... ¿Alguien dígame que no les suena a posible secuela?).

PD: ver a la heroína sobrevivir a un apocalipsis jurásico en semejantes tacones... Me quito el sombrero.



Ficha técnica:
Jurassic World (2015)
Dir: Colin Trevorrow
De Steven Spielberg, Colin Trevorrow, Derek Connolly y Amanda Silver
Universal Pictures

miércoles, 10 de junio de 2015

Gentlemen Prefer Blondes

Una de las cintas más representativas de la carrera de Marilyn Monroe. "Los Caballeros Las Prefieren Rubias" marcó un hiato importante en la historia de Monroe y fue la cinta que le dio su fama como "dumb blonde".

Inspirada en el musical del mismo nombre, la cinta requería una capacidad artística completa para la interpretación de los personajes principales ya que debían cantar y bailar dentro de la cinta. Si bien se cuenta que fue un gran reto para Monroe, el resultado fue aclamado por las críticas.

La película tiene una sutileza en la comedia que permite una ejecución ideal de esta, sin pasar al extremo de la farsa, aún cuando la mayoría de sus personajes son (desde el papel) construcciones arquetípicas muy simples. Considerada una de las mejores películas de la época, Gentlemen Prefer Them Blondes logró multiplicar ampliamente sus ganancias y muchos se lo adjudican al equipo Monroe/Russell.



La química actoral que hay entre Marilyn Monroe y Jane Russell es sublime, realmente tienen un entendimiento fraternal dentro de la pantalla, lo cuál (añadido al carisma de los personajes) permite crear un vínculo emocional con la audiencia. Es gracias a este aprecio que se le toma a los personajes, que la audiencia acepta sin miramientos los rasgos estereotípicos de los personajes.



Marilyn es posiblemente una de las mejores encarnaciones de Lorelei Lee y sin duda es el referente obligados para este personaje (a pesar de que Carol Channing fue quien le dio vida en Broadway). La combinación entre el sex appeal natural en Monroe y una destreza ingenua para la comedia hacen que su Lorelei sea el centro de atención absoluto durante toda la cinta. Si bien Monroe recae en sus elementos comunes: la voz, el matiz, el lenguaje corporal, ofrece una interpretación que no se desgasta.



Jane Russell, por su parte, como una experimentada actriz de Hollywood, logra mantener el ritmo y el avance constante de la trama, sin ser un obstáculo para la interpretación de Monroe. El personaje de Russell, Dorothy Shaw, era dramáticamente menor en las primeras versiones de esta historia. Sería con la adaptación de Howard Hawks que que se le daría una importancia mayor, números musicales más importantes y mayor tiempo en pantalla (en parte por la presencia de Russell en la cinta). A Russell se ve que no le falta experiencia ni colmillo para este tipo de cintas y si bien Monroe es capaz de salir al ruedo, es Russell quien mantiene la cohesión de la historia a flote.



Usando una narrativa muy clásica y el lenguaje audiovisual típico de la época, Howard Hawks logra exaltar las peculiaridades del relato sin caer en lo que fácilmente pudo ser un discurso misógino y sexista. Si bien hay situaciones que harían enfurecer a cualquier feminista de esta última década, si situaciones temporales innatas de la época, no un discurso profeso del director en la cinta.

La cinta obtiene su verdadero valor por su penetración en la cultura pop. Más allá de la ejecución en sí, lo verdaderamente valioso es su facilidad de apropiación por el público y su vigencia aún hoy en día, como referente al cine clásico, a los musicales de Hollywood y a Marilyn Monroe. Según la clasificación de Rotten Tomatoes, la cinta tiene una aceptación del 97% y parodias existen en muchos medios y de muchas formas.



Este cine deja atrás en entretenimiento momentáneo casi hedonista y trasciende las barreras de lo efímero. Esto es algo a lo que todo cineasta debería aspirar, no a la fama del momento, sino a crear iconos que se vuelvan lenguaje y textos que se vuelvan discursos. Una vez que has trascendido las barreras culturales del tiempo, puede tener la satisfacción de haber logrado una obra maestra.

Gentlemen Prefer Blondes sobrevivió a los escándalos con Monroe, al uso descarado de estereotipos, a la sombra de un musical exitoso y hasta perder si número título; sin embargo, según las palabras de Rainer Werner Fassbinder: "una de las mejores diez películas de la historia"

Ficha Técnica
Gentlemen Prefer Blondes (1953)
Dir: Howard Hawks
De: Charles Lederer
20th Century Fox  

martes, 2 de junio de 2015

The Seven Year Itch

O “La Comezón del Séptimo Año” una de las más famosas películas de Marilyn Monroe. En motivo de su mes de cumpleaños (Junio), he decidido dedicar mis próximas entradas al legado de esta actriz icónica del cine estadounidense.

La película es una versión cinematográfica de la obra homónima de George Axelrod y estuvo coprotagonizada por Tom Ewell, quien repetiría el mismo personaje que él mismo originaría en Broadway.

Antes de entrar en detalles de la película, es importante hacer referencia a la influencia cultural de esta, ya que es “The Seven Year Itch” el film que originó la imagen más popular de Marilyn Monroe: el vestido blanco que se levanta con el paso del subterráneo.



La cinta es una forma de comedia ligera, pero inteligente que recurre a una forma de humor cuasi-sexual, sin caer en la vulgaridad explícita. El sexo y la atracción fatal son las premisas básicas de la cinta (y del verdadero término psicológico), exaltando principalmente la rutinaria vida marital en contra de la emoción de la aventura sexual. Posiblemente sea esta la razón por la cual, dentro de su cualidad de símbolo sexual, este es uno de los personajes más importantes de la carrera de Monroe.

A nivel narrativo, la historia tiene una ejecución excelente. El ritmo al que avanza la historia es el adecuado para no ser demasiado rápida, ni muy aburrida, algo que fácilmente puede pasar con un texto que mayormente presenta interacción entre sólo dos personajes. Como la mayoría de los textos concebidos para una dimensión teatral en su esencia básica, tiene ciertos declives energéticos cada cierto tercio de la historia (lo que serían los tres actos clásicos de la dramaturgia). Sin embargo, estos momentos no entorpecen la dinámica en la escena, sino que crean breves paréntesis para la audiencia, evitando que la cinta resulte exagerada.

Las actuaciones merecen un espacio especial, pero no necesitan ninguna introducción. Ewell moldea a la perfección el personaje de Richard  Sherman: un hombre promedio de mediana edad, padre de familia, con vicios propios y una moralidad un poco frágil... quizá porque el mismo Ewell no estaba tan lejos de su personaje. Primeramente, el perfil es ideal, el poco atractivo físico de Ewell (aún en los años 50) a la par de su aire torpe, establecen la antítesis perfecta de la imagen que Sherman quiere crearse de sí mismo: un cazanova con magnetismo animal y, a la vez, contrasta con el sex-appeal exuberante que ejecuta Monroe; diseñando un juego dramático en el cual el mismo público reconoce que ella está fuera de su alcance (bajo cualquier situación), pero sus intentos vanos son la fuente de la comedia.



La capacidad de pautas y ritmo tanto en la comedia como en el desarrollo del personaje es la cualidad más sobresaliente de Ewell, algo en lo que incluso es superior a Monroe. Él es quien lleva la batuta del desarrollo dramático al clímax y marca la pauta una conclusión exitosa.

Por su parte, Marilyn tiene una magia personal que es difícil de explicar. Tal vez sea talento innato, tal vez un savoir-faire discreto, pero su manejo de la cámara y de la mirada del expectador es algo único. Si bien de forma histriónica, Monroe no desdobla tanto como lo hace Ewell, ella sola puede comandar la atención de la audiencia y colocarla en dónde sea más necesario: en ella, en Ewell, en la tensión dramática o la comedia.




La sensualidad con la que Monroe interpreta a la chica es, y sabemos que no hace falta hablar al respecto de la sensualidad Monroe, una delicia. Incluso con todo su manejo de la sexualidad escénica, Marilyn marca las pautas adecuadas para dosificar esa sensualidad, según vaya siendo natural en el personaje, nunca quedando corta, nunca llegando más allá de lo necesario.

Marilyn construyó una carrera completa con base en ese mismo personaje: “the dumb blonde” y si bien la chica es una manifestación más de la fórmula Monroe, son los pequeños matices del personaje los que evitan el tedio de la interpretación.




Es una verdadera lástima que en su momento, el escándalo mediático y la censura cinematográfica no permitieran que el film mostrara la escena del subterráneo en toda su gloria, pues esto hubiera llevado a la cinta a un nuevo nivel de popularidad. Por ello, si bien esta es la secuencia más famosa de la cinta, es la secuencia del primer encuentro la que tiene la mejor ejecución. La dinámica entre Sherman y la chica mientras se están conociendo, su ligera tensión al piano y la convivencia con papas fritas y champaña son momentos “flawless” en la cinta, en que todos los elementos de producción, ritmo e interpretación se conglomeran para crear un producto sin errores. El resto de la cinta tiene una excelente ejecución, es cierto, pero ya no alcanza nuevamente el nivel de perfección que logró esta secuencia temprana.




Con su calidad de crossover entre el teatro y el cine, las viñetas divertidas de la imaginación de Sherman y una clara y ventajosa alevosía a la misma Marilyn Monroe en el texto, The Seven Year Itch es sin duda una de las más grandes comedias del cine americano (la AFI la clasificó como la #51 de 100 en el año 2000) y una adición a la cultura popular que es casi una referencia obligada cuando se habla del cine, la comedia, la era de Hollywood o Marilyn Monroe. Esta está definitivamente en mi lista de películas favoritas con un gran 10 de Palomitas Jumbo y son de las pocas cintas que existen que puedo ver sin que se desgaste mi entusiasmo.

Ficha técnica:
The Seven Year Itch (1955)
De Billy Wilder
Guión: George Axelrod (original), Billy Wilder (screenplay)
20th Century Fox

martes, 10 de febrero de 2015

Into The Woods

No la llamaré por su nombre en español. Gracias por la comprensión.

Este es, por mucho, uno de los mejores trabajos de Rob Marshall, junto con Chicago y Memorias de una Geisha. La ejecución del musical en su transición del escenario a la pantalla es muy acertada, lo cual no ha sido algo muy común en las películas musicales más recientes... Pese a que han sido películas amenas, ya saben lo que dicen: nice is different than good.

Into The Woods, para aquellos que aún no lo saben, es un musical de Stephen Sondheim estrenado en Broadway a finales de los 80’s (no lo acaba de inventar Disney). Fue ganador del Tony a mejor música original y mejor libreto original, aunque el premio para mejor musical fue para El Fantasma de la Opera... son los momentos en que la espectacularidad y el dinero, no el arte, hacen la diferencia (lo mismo pasa en estos Oscar con Birdman) pero that’s another story, never mind, anyway...

Como fan de Stephen Sondheim, tenía muchas expectativas en la película y esperaba estar satisfecho en mis pretensiones. Debo decir orgullosamente que así fue.

La dirección de Marshall se nota teatral en un sentido muy amplio. Las expresiones, las intenciones y las coreografías parecen pensadas en un escenario y traspasadas a las “dos dimensiones” de la pantalla gigante. Me queda claro que no todos los directores tienen este pensamiento sistémico ni saben cómo compensar la pérdida de una dimensión (Gene Kelly fue el verdadero pionero), pero Marshall demostró que puede usar la cámara no como un observador sino como un elemento coreográfico que traza su propio movimiento en sincronía con los actores.

El ensamble del elenco es muy bueno, los personajes tienen una química muy sólida entre ellos y, si bien para mí no es el elenco más cohesivo del año, no hay huecos dramáticos ni histriónicos dentro de la cinta. Estoy especialmente impresionado con los trabajos de Lilla Crawford y Daniel Huttlestone, interpretaciones muy sólidas de personajes que no son tan simples (y que mayormente no han sido interpretados por actores tan jóvenes). Resalto que no sólo es cuestión de su calidad vocal o histriónica, sino el trabajo de análisis y comprensión del personaje en un texto que no está creado para niños.

Meryl Streep (as usual) es maravillosa. Si bien para mí éste no es su mejor papel, al menos funciona de forma excelente para catalizar el drama de la historia y como el portavoz principal del mensaje básico de la historia.

Usualmente argumentaría lo ilógico que veo que no se doblen las canciones si va a existir una versión doblada de la película, en este caso no, de hecho, mi argumento es el siguiente: en definitiva no debería existir una versión doblada de la película. ¿Por qué? Principalmente por la complejidad musical y lírica que representa el trabajo de Stephen Sondheim. Sondheim es conocido por su trabajo musical atípico, sus obras no son comúnmente melódicas porque se inclinan más a tener esta cualidad recitativa que es un punto medio entre el cantar y el hablar del personaje, para estimular la interpretación del actor y contrarrestar un poco lo surrealista del género. Para mí, Into The Woods es sin duda el trabajo más importante en la carrera de letrista de Sondheim, el uso del lenguaje, las metáforas y las alegorías no tiene comparación y traducir eso a otro idioma, manteniendo la esencia original es un trabajo tan delicado que si no se va a hacer bien, es mejor no hacerlo.

Otra cuestión técnica que no entendí es la clasificación de la cinta en nuestros cines mexicanos. En Cinépolis (no sé si alguno otro tenga algo diferente), la película está clasificada como “para toda la familia (A)”. Creo que esta es una clasificación mediocre, hecha bajo el prejuicio de la casa productora y sin un análisis real del discurso de la película. ¿La pueden ver los niños? Sí, sin duda, pero no es una película dirigida para ellos, ¿pueden entender el mensaje? Sí, posiblemente, pero no es un discurso dirigido a ellos. El uso de los cuentos de hadas en Into The Woods, desde su versión original, es una metáfora de la vida adulta que ha sofocado nuestras experiencias infantiles... me explico: la moralidad de esta cinta es para adultos porque el uso de los cuentos de hadas no es para “enseñarnos” lecciones de vida, sino para “recordarnos” a través de los giros en estos cuentos, las lecciones que ellos nos enseñaron de niños y que con el tiempo hemos olvidado.

Sin duda es un guión con tratamiento para adultos o jóvenes. Claro, los temas son universales y si los niños aprenden algo no es sorpresa, pero es aprendizaje de segunda mano, porque la historia no les habla a ellos. Tanto las lecciones como las analogías son recordatorios de lo que has olvidado en el camino, de lo que dejaste en el bosque y ahora tienes que regresar para recordar. Finalmente, el mensaje principal (porque hay tela de dónde cortar como para hacerle cientos de vestidos a Cenicienta) se resume en el número que cierra la cinta: “Children will listen”; es decir (por si se los tengo que hacer muy obvio): cuidado lo que dices y lo que haces, tú debes ser el ejemplo, ellos te siguen.

La prueba: observen al público, los adultos y jóvenes estarán clavados con la historia ya para la mitad de la cinta, pero los niños es cuando comienzan a ponerse inquietos... De hecho, había una niña junto a mí en el cine que se tapa los oídos y se quejaba cada vez que los personajes cantaban... I should have laid a spell on her right then, ya no tengo esperanzas para estas generaciones.

Into The Woods, como cualquier otra película musical, tiene muchas menos canciones de las que tiene su versión original. Al construir y adaptar la historia, la selección de las canciones es totalmente acertada. Se usa lo que se necesita y lo demás se adapta de una forma muy cuidada, para cubrir los huecos faltantes por los números eliminados. Hay piezas del musical original que quienes lo hemos visto quisiéramos estuvieran como “No More”, un número muy conmovedor, pero que reconozco hubiera estorbado en la cinta. Ni hablar, todo sea por asegurar un producto de calidad, when the end is right, it justifies the beans.

Estaba muy emocionado cuando me enteré que habría una versión cinematográfica de Into The Woods (al fin, después de 2 intentos fallidos por llevarla a la pantalla grande). Pero mi emoción no venía solamente de mi admiración por la obra original, sino porque al fin tendría la oportunidad de ir al cine a sentarme a ver un guión con profundidad y verdadero contenido, una historia cuyo desarrollo dramático no fuera simplón y en el que los personajes experimentaran verdaderas curvas de personaje, mostrando más emociones que el “amor” y la “preocupación”. Mi temor era el “filtro Disney” que podría tener la cinta, pero la historia se mantuvo, con todo, bastante intacta. Por ello, puedo decir que ir al cine a verla (varias veces) ha sido un respiro de aire fresco muy necesario después de ver fiascos narrativos como Jupiter Ascendieng y Birdman, al fin algo con carne en los huesos me ha hecho muy feliz. I never thougt I could be so happy.

Dos momentos quisiera resaltar con especial ahínco:

El primero es “On The Steps of the Palace”. ¡Qué maravilla de número! El tratamiento que este pudo tener era arriesgado, especialmente al permearse al medio cinematográfico. Este número es un poco largo y en esencia representa el diálogo interno (la disonancia cognitiva) que experimenta Cenicienta al enfrentarse a una decisión importante. Ir de lleno al momento y convertirlo verdaderamente en un diálogo interno es una manera exquisita de logralo. Cuando todo se congela y la vemos a ella pasear por el set preguntándose qué es lo que realmente quiere, es verdaderamente un momento artístico y además con una utilidad muy práctica porque podemos tener al príncipe presente y a la vez justificar el hecho de que ella pueda tener una canción de dos minutos sin que él la alcance en su momento de reflexión.

El segundo es “Agony”. Pero este momento no lo resalto por brillante, sino por ridículo, ridículamente acertado. Posiblemente de toda la película esta sea la firma que Rob Marshall coloca sobre su creación. Con un toque de Chicago y otro toque de Ricky Martin, “Agony” aporta el momento cómico ideal a la cinta que es bastante memorable y que ayuda a romper con el aura del “Príncipe Encantador” que ya tenemos tan naturalizada. Es difícil pasar por todo ese número musical y contener las risas, pero esta reacción natural que tenemos como el público es ideal y necesaria: el primer acto es el “suave” el que sigue la estructura natural del cuento de hadas hasta que el golpe de realidad llega a terminar de hacernos entender la lección.

¿Mi calificación? 9 sin duda, como fan, como espectador, como crítico y como amigo les digo: a menos que realmente no te gusten los musicales, no encuentro razón por la cual esta película no te pueda gustar. Pero, ve a verla y entérate por ti mismo, maybe you’ll learn something new, something you never knew on the steps of the palace.


Ficha técnica:
Into The Woods (2014)
Dir. Rob Marshall
De: Stephen Sondhiem / James Lapine
Walt Disney Pictures

jueves, 5 de febrero de 2015

El Destino de Júpiter

Ayer tuve la fortuna de poder asistir a la premier de la película “El Destino de Júpiter”. La fortuna no radica precisamente en la película que fui a ver, sino en el hecho de que haya tenido la oportunidad de estar en una premier, gracias al patrocinio inesperado de Nero. 

¿Qué opino de la película? ¡Opino que estuvo muy padre ir a la premier!

Jupiter Ascending (el título original y que me gusta mucho más) es un melodrama espacial medianamente bueno con sus aciertos bien localizados.

Para ver una película como esta, uno debe tener mucha stamina pues si bien apenas alcanza las 2 horas y media, la película se siente como esos films de 3 horas y cacho. Curiosamente, la película no avanza de forma lenta, de hecho, hay acciones constantemente, las cuales se pausan brevemente para presentar escenas románticas. Entonces, el problema no es ese, lo que parece alargar tanto la cinta es que tiene una dinámica narrativa muy repetitiva, de hecho, es un loop constante del mismo prototipo del viaje del héroe.

Me explico: Jupiter Ascending da la impresión de ser 3 ó 4 capítulos de una miniserie unidos en una misma sentada. Aún así, son capítulos idénticos (ergo el término loop). Llega un punto en la cinta en que se da la misma dinámica una y otra vez, desgastando el discurso al grado del tedio. La fórmula es esta:
Jupiter es capturada, ella desarrolla un vínculo con su captor mediante engaños, Cain supera los obstáculos para llegar hasta ella, heroicamente la rescata y tenemos una escena romántica inconclusa.

Eso mismo, repetido una 3 ó 4 veces EN la misma cinta. Esto hace que la cinta se vuelva bastante predecible (como si el género mismo ya de por si no estuviera rebosante en clichés) y sí: tediosa.

Los aciertos localizados de los que hablo provienen de una vertiente en específico: la discursiva. Los Wachoswskis son buenos autores cuando tienen ideas originales (de hecho, tengo un fetiche por los guiones originales no basados en libros), ellos crearon La Matrix y refinaron las ideas de V. En Jupiter Ascending hay ciertos destellos de este genio futurista y discursivo que tienen en la mente los Wachoswkis... aunque sean eso, destellos.

Para mí, lo más valioso de la cinta son sus momentos de genio creativo y discursivo que abordan en cuestiones de trascendencia, inmortalidad, reencarnación y este terror innato alienígeno del ser humano. Aprecié especialmente la intención de darle forma a la cuestión de la trascendencia a través de la inmortalidad y la analogía ya tan usada del humano usado como materia prima, a manera de crear conciencia de la misma crueldad que nosotros fomentamos con otros seres que consideramos “inferiores”. Pero son momentos de breve genio que no llegan a su punto ideal. Además, estos destellos de verdadero contenido se opacan con secuencias de acción eternas de mucho ruido y pocas nueces.

Para mí, la película es otra más de la lista de mucha forma y poco fondo. Aún así, no creo que sea un problema exclusivo de la cinta, sino ya una tendencia del cine actual que está acabando por matar el cine como medio de comunicación, para volverlo sólo crack para los ojos.

Sin duda estamos en una época en que los cineastas (no sólo los actuales, sino los que están en formación) parecen darle importancia solamente al aspecto visual de sus trabajos, olvidando que tienen además una dimensión discursiva y comunicativa. Me molesta realmente pensar en que alguien tiene la capacidad de llegar a una audiencia masiva y cautiva y que desperdicie la oportunidad de semejante mensaje.

Creo que actualmente se hace cine sólo por gastar dinero y estamos siguiendo un modelo que exalta la mediocridad de Michael Bay como la regla a seguir, olvidándonos que aún hay mucho Ingmar Bergman por explotar. Es difícil encontrar cintas con un verdadero contenido de calidad y cuando las encuentras, son 100 gramos de genialidad ocultos en toneladas de explosiones, cuerpos y animatrones que gastan millones de dólares en alimentar un recurso distractorio.

Lo peor es que es causa y consecuencia, también creo que nos hemos vuelto una audiencia mediocre que alaba el cine que alimenta los ojos y no el cerebro. Somos como los niños que comen zanahorias bañadas en azúcar o brócoli metido en quedo derretido: parecemos incapaces de tragarnos nada de calidad si no lo llenamos primero de capas y capas de azúcar, fingiendo que estamos comiendo chatarra para a ver si así podemos tener un poco de nutrientes.

Creo que en sí esta es la razón principal detrás de mi regla (la cual ya he roto dos veces seguidas) de “no hablar de tendencias”, porque hoy encuentro difícil toparme con algo que sea más que coreografía y efectos especiales y realmente nos lleve en un viaje emocional e intelectual a la par del entretenimiento.

Si la califico, es un 5. Hermosa por todos lados, explosiones, criaturas, escenarios... todo lo que se podría pedir en una película, excepto por un texto con verdadera propuesta. Me sorprende de los Wachowskis quienes pudieron crear una de las propuestas de ficción más aclamadas de la historia y ahora se reducen a jugar con pirotecnia.

Extrañamente no les voy a decir que la eviten, porque sí me gustó. Es entretenida y gracias a dios no es nada melosa como Crepúsculo y ese tipo de mierda. Sin embargo, esta es la prueba ideal (si están por ahí pequeños fandoms enfermos) de que el que algo te guste no lo vuelve bueno. Jupiter Ascending es una película que me divirtió y me gustó, no fueron dos horas y media de mi vida perdidas, pero en definitiva no es buena película ni por asomo... pero, mejor véanla ustedes y me comparten su experiencia.

PD: ¿Alguien más notó el cameo de Terry Gillian que es un breve homenaje a Brazil? 


Ficha Técnica:
Jupiter Ascending (2015)
Dir: Los Wachowskis
De: Los Wachowskis
Warner Bros. Pictures

viernes, 30 de enero de 2015

Birdman

O la Inesperada virtud (con “v” minúscula) de la Ignorancia (con “I” mayúscula). Son de esas películas que simplemente me hacen romper mis propias reglas y escribir acerca de las cosas que odio, en este caso: tendencias (ahorita es lo más mainstreem del momento), Iñárritu (que es el director) y Zack Galifianakis (que aparece en la cinta).

Birdman es un seudo discurso que ataca los convencionalismos sociales del star system en el arte, la necesidad social imaginaria de un sentido falso de trascendencia y la desesperada obsesión por ser relevante en una era en que la información, el entretenimiento y la fama se crean y desaparecen de la nada.

No es secreto que no soy nada fan de Alejandro González Iñárritu, de hecho, nunca he visto algo que me agrade de él. Para mí es uno de esos directores que se envuelven en su propia pretensión y con la ilusión de tener un new cinema que muchos confunden con excelencia y se tragan el cuento… Perdón por el veneno, pero esa es mi opinión al respecto. Esto lo comparto como pauta para que sepan mi punto de partida cuando me senté en la sala a verla. Dicho esto, la película:

Birdman es una tortura de casi dos horas que te parecerán más de cinco. Avanzando a paso caracol, la cinta invierte largas escenas enfocadas a un conflicto existencial (y bastante cliché) con textos que aparentan complejidad en sus primeras capas, pero son reverberación de ideas recicladas en sí mismas, una y otra vez. Si te interesas en la trama y en la historia, Birdman toma casi media película para poder realmente enganchar al espectador y una vez que ya ha logrado tener tu atención, quiere jugar a las codas musicales con 3 falsos finales que harán que vuelvas a perder el interés.

La cinta tiene momentos dramáticos muy bien logrados, eso es cierto. El elenco es excepcional y es de las pocas películas que he visto sin eslabones débiles en su stock actoral. Michael Keaton, Emma Stone y Edward Norton hacen un trabajo maravilloso en la pantalla con una química que dudo que algún otro elenco de este año pueda superar. Esta construcción actoral es en parte gracias al trabajo del directo, no puedo omitirlo en pro de defender mi aparente desagrado por el trabajo de Iñárritu, así que ese punto se lo gana.

En cuestión discursiva, Birdman es el cliché del cine de arte que todos aman parodiar: aquel que aparenta ser tan complejo y tan innovador que tiene que ser “arte” cuando no es más que una serie de tautologías que se vuelcan en sí mismas sin llegar a ningún lado, poniendo sinónimos de diccionario para acrecentar y sofisticar lecciones de vida muy básicas que hemos aprendido desde Disney.

Leyendo New York Times, The New Yorker, Rotten Tomatoes y demás portales que se dedican a hablar al respect de esto, me doy cuenta que finalmente sigue siendo una fórmula que funciona. Utilizar tu forma para fingir un fondo sigue siendo efectivo, especialmente cuando logras que los demás vean en tu cinta muchas capas de profundidad que realmente no tiene, que ellos se las atribuyen cegados por la excesiva “cualidad artística fuera del molde” que tiene (o que ostenta tener), como una ilusión óptica de gestalt. Pese al harén de comentarios principalmente positivos, yo creo que la cinta está sobrevalorada en su esencia básica y que contribuye con mucho menos virtud discursiva que otras en su género. Para mí, el ápice moderno de este discurso interno de la lucha con uno mismo en la obsesión moderna por la trascendencia y la perfección sigue siendo Black Swan de Aronofsky.

Hay algunos detalles que tienen gran acierto dentro de la historia, especialmente en cuestiones simbólicas. El aparente superpoder de Riggan (ya sea real o imaginario) le agrega un toque de realismo mágico que fue de las pocas cosas que realmente me sorprendió. Aunque leer la simbología de dicho detalle es muy sencillo, es una extensión semiótica ideal de un personaje que es bastante claro en su construcción dramática. La telekinesis nace de la necesidad por sentirse en total control, en poder sobre los objetos y sobre la propia voluntad. Este es un símbolo repetitivo en personajes que carecen de ese control y que se entregan al caos interno en la búsqueda de un sentido de superioridad y excelencia. El Riggan de Keaton logra hacerlo muy creíble (dentro del marco propio de este realismo mágico) y hace lo mejor que puede con un texto que está por debajo de su amplias capacidades.

Otro gran detalle es la construcción cinematográfica de la cinta, emulando un plano secuencia completo durante toda la cinta. En lo personal creo que esta es la verdadera razón de tanto barullo al respecto porque sí, ciertamente es una lógica audiovisual impresionante, bastante bien lograda y muy engañosa para el espectador. Una maravilla. Pero en una película en teoría no puede ser suficiente un diseño visual impresionante para llevar todo a cuestas. No debe, eso es teoría, la práctica es otra cosa. 

Cualquiera que haya estado en una producción de cine alcanza a comprender la complejidad extensa que tiene hacer una producción con esas ambiciones cinematográficas y sólo los involucrados saben lo difícil que pudo ser lograrlo y lo orquestado que todo debía estar, meticulosamente calculado.

Esta es la gran contribución de una cinta que, de otra manera no es más que otro intento más por rellenar la pantalla con una pretensión amateur de estar en grandes ligas. Creo que Iñárritu tiene mucho genio cinematográfico, especialmente para construir y pintar en el lienzo gigante que representa una pantalla, pero para mí no es ningún storyteller y creo que si diéramos dos rayitas menos a la forzada pretensión, tendríamos más fondo y menos forma, aunque bueno ¿quién soy yo para decirle a alguien como hacer su trabajo?

Como nota final y un rollo más personal y menos de crítica. Me gustó mucho el personaje de Tabitha Dickinson, su rol dentro del discurso y como signo de contraposición entre la verdadera virtud y la verdadera ignorancia. La escena del bar entre Riggan y Dickinson para mí fue un momento analógico que sintetiza mi opinión respecto a la cinta: una respuesta simple y llena de contenido a una tautología interminable de Riggan, una simple frase para desmembrar toda la pretensión de su discurso y un llamado a la realidad que reza: “usted es una celebridad, no un artista”.

No creo necesitar invitarlos a verla, tiene nueve nominaciones de la Academia, esa es la mejor forma de coaccionar a la gente a ver películas que normalmente no quisiera ver.


Ficha técnica:
Birdman (or The Unexpected Virtue of Ignorance) (2014)
Dir: Alejandro González Iñárritu
De: Iñárritu / Giacobone / Dinelaris / Bo
Worldview Entretainment

lunes, 12 de enero de 2015

Lego The Movie

Cuando vi el cartel de LEGO la película por primera vez, supe que era una película muy prometedora. Sin embargo, no me esperaba para nada lo que me senté a ver en el cine. A mi parecer, es una película muy completa en todo sentido: tiene su buena dosis de comedia, una animación impecable, una moraleja positiva y un discurso muy poderoso. De simples consejos paternales hasta teología, la película de Lego estimula al público en muchos niveles.

De entrada, es una película con temas y chistes para todas las edades, lo cual permite una buena convivencia entre diferentes públicos, así como evita que los “adultos” que creen que es una película para niños solamente, se aburran al llevar a sus hijos al cine.

El mensaje principal es claro, simple y preciso: la potencialidad. La historia busca enseñar que la determinación y la fe en uno mismo no poseen límites para lo que puede alcanzar, a través de la burla del discurso gastado del niño salvador. Aquí, se eleva al individuo normal (representado por el personaje genérico), con el afán de contraatacar la idea de que las aventuras y grandes logros sólo pueden alcanzarlas aquellos que son “especiales” o que nacen con una fortuna mayor que la del promedio. La sátira es maravillosa, especialmente porque es discreta en su discurso hilarante y te permite creer que la historia avanza del modo clásico, hasta que se da el rompimiento del viejo discurso y se presenta la nueva tesis.

Creo que este son el tipo de películas que más deberían existir, especialmente en tiempos modernos en que todo el mundo se esfuerza en vano en “sobresalir” y en “ser diferente”. Debido a los mensajes masivos actuales creemos que el estándar es malo, cuando es realmente una de las tantas formas de elegir vivir la vida. Nos pretenden entrenar tanto para ser “únicos” y “especiales” que terminamos deconstruyendo el término y recurriendo a extremos dañinos de egoísmo y presunción, pero sin una verdadera identidad propia. Esta es la época del fenómeno de las microcomunidades, los famosos “fandoms” que pretenden darte una identidad única, siempre que te acoples a la regla de su normalidad (who do you think you’re kidding…)

Por ello, Lego nos recuerda que toda persona, sin importar que tan “normal” o “estándar” pueda parecer, tiene la capacidad de cambiar su vida hacia circunstancias extraordinarias si sólo se decide abandonar la seguridad de su monotonía e construir un nuevo camino desde cero. Es un mensaje que, si bien no es nuevo, resulta poderoso en una época en la que la búsqueda de los sueños personales es cada vez más difícil, envuelta en las dificultades cotidianas de una vida capitalizada y deshumanizada.

En otra capa del mensaje, Lego nos recuerda lo que es realmente importante en la vida: no son las ambiciones personales ni encontrar la perfección en cada parte y cada aspecto de la vida, sino que es aquello que muchas veces damos por sentado. Tierno y bastante cursi, es un mensaje sincero que no quema muchos minutos de pantalla, permitiéndole al público disfrutar de la comedia, pero que se entrega de forma resumida, directa y efectiva en pocos minutos de resolución. En un mundo en el que el éxito, el dinero y el poder parecen ser la única meta digna, alguien se toma el tiempo de recordarnos la importancia de tomar un respiro para recibir el caos y disfrutarlo, para estar junto a nuestros seres queridos, no por compromiso social, sino para lograr una conexión adecuada que no sea sólo coexistencia, sino comunicación.

En un nivel aún más profundo del discurso, Lego nos muestra su lado teológico. Cuando damos el quebrantamiento de la fantasía y descubrimos la existencia del mundo real (lo cual de por sí es maravilloso), nos vemos inmersos en la analogía de nuestra propia existencia y nuestra relación intrínseca con lo divino. Ahí está plasmada la necesidad de la creencia en algo superior que es responsable de la propia existencia, sea o no un ser que conocemos a consciencia, es la manifestación de las dudas que tenemos sobre nuestra propia vida y las razones que pueden potencialmente darle sentido. Lo interesante es la doble propuesta que se puede leer en el texto de la cinta: qué pasa si nuestro ser superior tiene otro a quién responderle, alguien más que lo haya creado y con quien nosotros tenemos una relación inexistente pero que sus decisiones terminarán ultimadamente afectando nuestra existencia. Además, levanta la pregunta de si somos seres sujetos a una leyes de determinismo divino, si se nos otorga un papel específico en este mundo o si podemos tener la fuerza de romper los hilos universales en los que creemos estar envueltos y decidir de manera completamente libre, de la forma en la que lo haría una pieza de Lego en el mundo real, adquiriendo un nuevo sentido de “vida”.

Esta es una película con momentos muy acertados y tiene una maestría del manejo de la comedia (tanto inteligente como simple) muy puntual. Debo decir que después de haberla visto ya varias veces, es complicado encontrar un momento en que decaiga el ánimo y tal vez por eso la cinta es tan desgastante: no tiene un respiro, no existe momento en que sea aburrido y que puedas desconectar temporalmente tus emociones del ciclo que dicta la trama.
La animación (finalmente es una película animada) es bastante memorables. Saben que rara vez abordo películas animadas por la razón de que, conozco poco del arte, así que no siempre me siento en la posición de hablar al respecto. Sin embargo, en este caso, la animación no es nada por debajo de una maravilla. Tiene una atención a los detalles bastante sorprendente y una estética saturada que, sin embargo, no es cansada. Además ¡por dios! Es un mundo construido de piezas de Lego, la simple idea ya genera la idea de una estética fantástica y compleja. La construcción de este mundo tiene una capacidad ingeniosa para lograr despertarte la duda de si es una película animada tradicional (stop motion) o digitalmente, o una combinación de ambas, lo cual le aporta cierta verdad a los mundos y las imágenes, ya que es un mundo que parece imposible, pero que podría ser posible con la suficiente dedicación e imaginación.

El texto está construido con la lógica de un niño y esto permite tener un texto con un mundo divertido en el imaginario y cruel en la realidad, permite aceptar sin miramientos las reglas de su mundo y después encontrar un total sentido de objetividad en el surrealismo presentado, una vez que nos enfrentamos al mundo “real” dentro de la historia.

Para mi esta es sin duda una de mis películas animadas favoritas y la que más se aleja del prototipo de esta categoría, lo cual me impresiona.

Siendo sincero y adentrándome a temas más delicados (entiéndase polémicos), yo vería esta película como mi favorita para los premios de la academia en cuanto a animación. Creo y espero no equivocarme que la favorita es “Como entrenar a tu dragón 2”. A mi CEATD2 me gustó mucho y soy un gran fan de las películas, pero yo considero que Lego merece sin duda el premio por su complejidad artística, su texto profundo (que aparenta ser ligero) y las emociones tan vívidas que te provoca experimentar, las demás que están en la contienda se me hacen grandes películas que sí, tiene una animación espectacular (aún no puedo pensar en el dragón alfa sin sorprenderme de lo maravilloso que está construido), pero creo que esta tiene mucho más que eso y, además, es algo más completo y original que toda su competencia… aunque en el lado “negativo” debo decir que es un comercial gigantesco de los productos, pero que funciona MUY bien.

Cinco estrellas, no puedes evitar divertirte y hace unos días comprobé que sólo unas palomitas jumbo para esta película no son suficientes.



Ficha técnica:
The Lego Movie (2014)
Dir. Chris Miller y Phil Lord
De: Phil Lord y Chris Miller
Warner Bros.

jueves, 8 de enero de 2015

Sweeney Todd parte 2

Quisiera ahora enfocarme más en la parte musical de la película.

El autor es el compositor americano Stephen Sondheim, quien es posiblemente la figura creativa más importante del teatro musical en estos tiempos. Sondhiem hizo una excelente labor en la creación de Sweeney Todd (primero con el musical), con un score que permite moverse libremente entre la evolución dramática de la historia.

Para la versión cinematográfica, como es común, se tuvo que reducir la duración original de la historia, recortando los números musicales y haciendo ajustes melódicos aquí y allá. Este brinco del escenario a la pantalla no siempre es delicado y muchas veces los productos originales llegan a sufrir contratiempos al momento que ven recortada su esencia original (o cuando se les escriben canciones nuevas, completamente incoherentes). En el caso de Sweeney, el trabajo de adaptación se nota meticuloso y si bien hay un par de cositas que quedaron en el aire, en general la música no sufrió grandes contratiempos.

Para mí, la selección de canciones fue acertada, tanto lo que se incluyó como lo que se dejó de lado. Piezas como: “Kiss Me”, “Ah, miss” o “Ladies in their sensitivities” son poco necesarias para la manera en que se resumió el texto (que en realidad no fue tanto) y sinceramente, son números de personajes que a nadie causan mucho interés en la cinta.

A parte de estos cortes de números completos, hay números que tuvieron su propia despuntada. “A Little Priest” es quizá la más recortada ya que son más de 2 minutos menos de pieza (si el número les pareció largo en la película, escuchen el original). Nuevamente, creo que fue una decisión sabia. En lo personal me encanta “A Little Priest”, puede no ser uno de los mejores números productores de la historia, pero tiene un toque de comedia negra y cinismo que son maravillosos. Sin embargo, no funciona completo para la cinta, en dónde el tono irónico se disminuyó al mínimo y agregar un número tan largo con un nivel de energía intermedio (y el mismo chiste una y otra vez), hubiera resultado tedioso. Todo está en el medio de comunicación que se use.

Creo que mi principal conflicto con la estructura musical de la cinta es la inversión de orden que hicieron entre “Johanna” (el cuarteto) y “God! That’s Good!”. Para mí sí es un big deal y les explico mis razones: la forma en la que está estructurada la obra es, como en todo musical, una consecuencia de la evolución dramática del texto y a pesar de las adaptaciones que tiene el texto para su versión de cine, no creo que funcione del todo la inversión de los números, ya que me causa un conflicto de narrativa.

El cuarteto es un momento de discursos monologados de los personajes en los que comienzan a “resolverse” sus viajes emocionales, llegan de punto A (inicio) al punto B y el resto del show es ellos llegando a un punto C, el cual ya no es una resolución personal, sino de redención/castigo. Originalmente, este número es el encuentro y la entrega del personaje con su objeto de deseo inicial: en él, Anthony encuentra a Johanna, Lucy (aún The Beggar Woman) descubre lo que hacen Todd y Lovett, y Sweeney decide rendirse ante la idea del encuentro con su hija, acabando con la poca humanidad que le queda al personaje. Dentro de la curva de personaje de Sweeney Todd, este punto es cuando él pierde el sentido de sus motivaciones originales y cambia de “vengador” a “asesino”. Gran parte de este cambio es la llegada de la silla, el nuevo “amigo” de Sweeney (recordemos que así es como le llama a sus navajas) durante el número de “God! That’s God!” que es en realidad una celebración del éxito de la tienda de Lovett, en una grotesca y oscura analogía al placer que obtiene el ser humano tras canibalizar a otros en beneficio propio. Para mí, ligar la silla de Todd con este discurso tiene mucho más sentido; sin embargo, en la versión de Burton el orden de estos factores está cambiado radicalmente.

De entrada, en la película, la silla la construye el mismo Sweeney en un montaje musical sobre el leitmotiv del musical. En el musical, la silla es llevada a Sweeney durante el número de “God! That’s Good!”. Si bien la elección dramática de Burton es un detalle muy significativo, ya que ayuda a explotar y a develar características internas de su Sweeney, esto altera el desarrollo dramático del personaje (ni para bien, ni para mal) y afecta ultimadamente su papel dentro de los números musicales.

En la versión musical, primero viene “God! That’s Good!” para proveer a Sweeney de su último objeto de poder y comenzar su proceso de deshumanización, el cual vemos escenificado durante el cuarteto “Johanna” (de hecho es textualmente el discurso del número). En la versión de cine damos un salto gigantesco en de deshumanización de Sweeney con la construcción de la silla y posteriormente con el número del cuarteto, sin embargo, cuando llega el número de “God! That’s Good!” segundos más tarde, para mi es difícil entender un verdadero rol por parte de Sweeney en el tramado dramático…
Es decir, entiendo la fórmula que se está siguiendo: primero la silla y Johanna para justificar “de dónde” provienen los pies de “God! That’s Good!”, pero la progresión dramática de la música me parece un poco extraña, se ve como un pequeño bache, como un retroceso, que en esencia es eso, pues los números fueron diseñados para usarse a la inversa.

Las voces no son un gran acierto. Si bien ninguno de los actores tiene un desempeño realmente pobre en la interpretación de sus piezas, es un hecho que el elenco no tiene un entrenamiento vocal completo (excepto tal vez Laura Michelle Kelly, quién irónicamente es la que menos canta) sino que se tomó en cuenta primordialmente sus cualidades actorales. No me parece mal, de hecho es lo común en el cine, pero siempre queda esa añoranza de escuchar una pieza de Sondheim cantada como Dios manda. Lo que me agradó de este elenco en particularidad es su naturalidad en un género que, por si mismo tiende a lo surrealista (la gente no canta sus problemas de esa manera en la vida real).
Esto sí me parece un gran acierto, especialmente cuando nos enfrentamos a productos cinematográficos musicales en que la transición de los actores del diálogo a la música es muy torpe (como en Mamma Mia!) o que se vean incómodos en pantalla por el hecho de estar cantando (Russell Crowe en Los Miserables).

Finalmente, si no eres de ver sangre ni te gustan los musicales, aléjate, porque es mucho de ambas cosas. En lo personal encuentro la película maravillosa y se las recomiendo ampliamente. Sólo una advertencia: la cinta te deja con una sensación extraña en el estómago (mitad por el tipo de película, mitad por ser un producto de Sondheim), es complicado explicarlo, pero cuando la veas lo notarás.



Ficha técnica:
Sweeney Todd: the demon barber of fleet street (2007)
Dir: Tim Burton
Prod: John Logan
De: John Logan, Thomas Stevenson (screenplay) / Stephen Sondheim, Hugh Wheeler (musical)
Warner Bros.

domingo, 4 de enero de 2015

Sweeney Todd parte 1

¿Parte 1? ¡Exacto! Tengo tanto que decir al respecto de esta película musical que pensé en dividir el tema en lugar de hacer un texto gigantesco y complicado.

Para aquellos que no lo saben, Sweeney Todd es sin duda mi musical favorito, Tim Burton es mi director favorito y Stephen Sondheim mi compositor favorito... Entonces, para mi la expectativa era enorme cuando supe que esta película llegaría al cine.

La película tiene ya tiempo y la razón por lanque resistí abordarla en el blog tanto tiempo es miedo. Necesitaba preparar y ordenar adecuadamente mis ideas entorno a la cinta, además, quería evitar en lo posible que me ganara la subjetividad de ser fan y decir que todo es genial (sí tiene mucho genial, aunque no TODO).

Entonces, he decidido que estoy listo para sacarlo de mi pecho.

En la parte uno me enfocaré principalmente en el trabajo de Burton y el desempeño actoral del elenco.

Para mi, Sweeney Todd es de los musicales más complejos de Stephen Sondheim y la evolución de los personajes es un asunto complicado ya que los matices de su condición de villanos/protagonistas pero con condición humana profunda, requiere un desarrollo realista, pero a la vez teatral.

En este entendido, creo que la dirección que tomó Burton fue muy adecuada en términos cinematográficos (ya que hay que considerar que, si bien el texto viene del teatro, el medio es completamente diferente). La dirección de Burton le agregó un poco más de oscuridad a los personajes y creó una atmósfera considerablemente más gótica que lo que se aprecia regularmente en los montajes de teatro.

Gracias al trabajo en sinergia de Burton con Helena B. Carter y con Johnny Depp, la historia del barbero demoniaco obtuvo nuevas dimensiones y matices que tal vez no eran los explorados en el texto original Hugh Wheeler. Primeramente, creo que Burton optó por crear una relación más profunda y ceñida entre Sweeney y Nellie (Mrs. Lovett).

En la versión de Burton, los lazos entre ambos personajes son mucho más fuertes, lo cuál crea una atmósfera de mayor intimidad entre los personajes y le da gran potencia a los actos criminales que juntos realizan.

En contraste con el musical, donde Sweeney se desarrolla como un personaje más solitario y que avanza aceleradamente a la demencia, el Sweeney de Burton se inclina más a un complicado personaje que se debate entre la impotencia y el dolor pero que ha alcanzado un grado profundo de demencia desde el inicio del relato.  Entonces, la evolución dramática que nos propone el film no va del personaje que busca venganza al personaje que termina en una demencia asesina, sino de un personaje perturbado que poco a poco va perdiendo los estribos y sus pocos restos de humanidad.

En el caso de Nellie Lovett, el cambio de estrategia dramática es arriesgado, pero con grandes resultados. La Nellie Lovett que creó Angela Lansbury en el montaje original tenía ciertos toques de ingenuidad cómica: si bien es, en esencia, una villana, es un personaje con muchos escrúpulos cuyo principal motivo para cometer tantas atrocidades son: la desesperación de una vida complicada de pobreza y la soledad emocional tras la muerte del esposo y la aparición del deseo profundo por Sweeney. La Nellie de Helena es un personaje con mayor oscuridad que la de Sweeney. Ella podrá no estar sedienta de sangre, pero posee una mente con una moralidad realmente inexistente. Helena crea un personaje que perturba al observador, ya que es imposible descifrar que tiene en su mente la mayoría del tiempo, siempre con esta sombra de estar escondiendo algo y, a la vez, de ser increíblemente trasparente.

Por supuesto, estos elementos diluyen la comedia (oscura e irónica) que tiene el texto original, al grado que esta es casi inexistente, por lo que el relato se torna mucho más serio y da el brinco de un melodrama victoriano a un thriller gótico con tan sólo unos cuantos ajustes.

La construcción de la atmósfera de decadencia es uno de los grandes logros de Burton y su equipo, ayudados por la facilidad que aporta el medio cinematográfico para lograr esto. Para mí toda la cinta tiene una atmósfera exacta y un chroma que da en el clavo con cada nueva secuencia. El gris opaco que domina en la pantalla no sólo es el adecuado para el género, sino que presenta una visión inglesa victoriana perfecta, en tal situación de decadencia y, además, permite acentuar el rojo excesivo y desmesurado de la sangre (en lo personal, no aprecio completamente la forma en que se creó la sangre para la cinta, pero creo que lo grandilocuente del asunto funciona en cierta medida).

De hecho, quisiera hablar de la secuencia de "By The Sea". Para quienes hayan visto la película, recordarán que este momento es el más atípico de todos, rompiendo completamente con la estética tan constante de la cinta. Por una parte es entendible, considerando que estamos dentro de las fantasías románticas de Lovett, sin embargo, a mi me fascina este rompimiento. En primer lugar, pasar del gris opaco a colores brillantes de carnaval no hace más que acentuar con el contraste la decadencia y oscuridad permanente en la que parecen vivir los personajes y de la cual Nellie intenta desesperadamente escapar. Además de eso, debo decir que es una secuencia bastante llamativa que, si se observa con cuidado, es aún más retorcida que la realidad en la que ellos existen: es decir, dejamos lo decadente pero realista detrás, para entrar a un mundo colorido lleno de fantasías extrañas. Es una secuencia uncanny: la podemos asumir como posible, pero observando con detenimiento vamos cayendo en cuenta de lo ilusorio que es todo: el muelle gigantesco, el color del atardecer, el tipo de boda, las presencias en la playa, son muestras de la psicosis reprimida dentro de la mente de Nellie.

El cast tiene muchos otros grandes aciertos: Alan Rickman como el Juez Turpin (el cuál para mí no es su mejor personaje, pero es un muy buen trabajo), Timothy Spall como el Beadle Bamford (no podría ser más perfecto), Ed Sanders como Toby e incluso Sacha Baron Cohen como Adolfo Pirelli (y posiblemente esta es la única vez en la vida que he tenido algo positivo que decir respecto a Sacha B). Quizá, sean Anthony y Johanna lo más aburrido de la cinta (si bien esto no quiere decir que su desempeño actoral sea malo) como los "star-cross lovers" suelen ser en estas historias.

Con la excepción de Toby, Anthony y Johana (los únicos personajes verdaderamente "inocentes"), todos los personajes terminan muertos al final de la historia. El mensaje es claro: nunca olvides, nunca perdones, y esto aplica para todos. Ya lo dice brillantemente una de las letras de Sondheim: "we all deserve to die" y es cierto. Estos personajes viven en un mundo de culpas compartidas, de suciedad moral de la que ninguno está exento: no es un mundo del bien contra el mal, sino uno en que el mal está al alcance de todos y en el que se vive enfrentándose constantemente a los pecados propios y ajenos, siempre a la espera de que llegue el juicio final. Entonces, los personajes que representan las víctimas de este mundo cruel y que actúan desde su condición de inocencia, invariablemente terminan envueltos en sus propios actos corruptos y manchados por la sangre de los pecados ajenos, la cuál los lleva a cometer sus pecados propios. Quizá el epítome de dicha "lección" sea la escena final, en la cual es Toby quien termina poniéndole fin a la esencia de muerte que representa Sweeney, quien muere de la misma manera que mata, pasando la antorcha del pecado a alguien más quien aprende a vivir bajo las reglas de ese (este) mundo: nunca perdones, nunca olvides.

Bueno, aquí quiero hablar de otro cuadro maravilloso de la película: el final, cuando Sweeney se desangra sobre el cadáver de Lucy. Yo que soy fan de lo hermosamente grotesco, casi enloquezco con este cuadro. Para mí fue poesía pura ver a Sweeney morir con su esposa entre sus manos, lo cuál es en sí la razón de todos los eventos. Esto detiene en seco su sed de sangre al descubrir que ella vivía y que fue él quien en realidad acabó con su vida. Este shock de moralidad contradictoria acaba con la mente de Todd, pasando de la psicosis demente a un estado de profundo vacío: no sólo acaba de perder su único objeto de deseo, sino que ahora es él quien debe pagar el castigo de su propia venganza. Esto es casi una versión de Romeo y Julieta en su esencia más básica, pero con los matices del terror, ya que no son los amantes envueltos en esta aura de romanticismo angelical, sino que son el final perfecto para una tragedia de esta magnitud.

Lo último que quiero discutir en esta primera parte es el tema del canibalismo y la forma en que se aborda como un ritual para la redención y el castigo moral, y a la vez como una práctica social simbólica cotidiana. Posiblemente este tema sea la médula espinal de la obra, en todas sus versiones. Más allá del rencor, el miedo y la venganza, es el canibalismo lo que mayormente aporta al discurso del texto. Estos personajes viven en un mundo en que el canibalismo es una actividad cotidiana (claro, digo "ellos" pero sabemos que no podemos separar este discurso de nuestro propio mundo), ya que los personajes cometen actos pecaminosos y carnales para defender sus propios impulsos, sin importar a quién lastimen de por medio. Los instintos bajos son lo que mueve visceralmente a estos personajes: un deseo carnal (de Anthony y Turpin a Johanna, de Turpin a Lucy, de Lovett a Sweeney), una sed de sangre (de Sweeney a Turpin, de Anthony a Turpin) y la sensación de poder (de Pirelli a Toby, de Turpin a Todd). Ellos viven en un mundo en el que los de arriba se comen a los de abajo, ya que es la cadena natural de la sociedad en decadencia y, por lo tanto, los individuos de abajo se revelan, decidiendo ser ellos ahora los que va a comerse a los de arriba. El asesinato es la única acción redentora en su mundo y la sangre es en lo que se lavan las culpas de los pecadores, convirtiéndose en el trofeo que obtiene el victimario (quien fue víctima) de la víctima (quien fue victimario). Es un discruso fuerte que le habla a una sociedad en crisis que ha llegado a resolver sus problemas de la manera más primitiva: violencia, abuso, agresión, pues son los últimos recursos para enfrentar un poder corrupto que actúa como depredador en primer lugar.

Si no la ha visto, ¡veanla ASAP! sólo recuerden que apresar de todo, es un musical, sólo para que no digan que no les advertí.

Esta es la parte uno, aquí me detengo antes de seguir sin control y mejor nos encontramos de nuevo en la parte dos, para abordar otras dimensiones creativas del film.



Ficha técnica:

Se las debo hasta la última parte.