miércoles, 3 de julio de 2013

Four Rooms

Una locura cinematográfica. Four Rooms es una cinta bastante peculiar. Para empezar, es un film con cuatro directores diferentes, cada uno encargado de una secuencia que él mismo escribió y con un sólo elemento conductor entre las cuatro historias: el botones. Four Room tiene lugar en un hotel en el que Ted, el botones, trabaja. A lo largo de la cinta, Ted visitará cuatro habitaciones que requieren servicio a cuarto y se verá envuelto en situaciones cuya extrañeza no es nada ligera. Four Rooms es una maravilla para poder ver en colisión cuatro estilos de dirección tan marcados y diferentes, además de que las cuatro secuencias son partes interesantes dentro de una historia a manera de revista. Si bien la cinta es un todo integrado, fácilmente podrían separarse cada una de las habitaciones como segmento individual. Contrario a lo que se esperaría, si bien hay cuatro direcciones diferentes, Four Rooms está bien integrada y, si bien es una historia altamente absurda, es bastante fácil seguir la trama y reconocerla como un todo integrado.


Tim Roth es fantástico. Ted presenta una faceta de Roth bastante extraña para aquellos que lo recuerdan mas por trabajos como "Lie To Me" o "Pulp Fiction". Ted, el botones, es un personaje en el extremo fársico, el cuál se va degenerando mentalmente a lo largo de la cinta. Si bien su evolución emocional es muy voluble (tiene cambios muy drásticos en ciertos momentos), está bastante bien tratado en una continuidad irreverente, tomando en cuenta que Roth debió darle vida al mismo personaje en cuatro historias diferentes y bajo direcciones diferentes. Si bien en el trabajo de Roth se puede notar un poco el toque de cada director, en sí es una constante que permite tener una cinta integrada.


La primera habitación, dirigida y escrita por Allison Anders, representa el segmento "The Missing Ingredient". Esta habitación muestra un aquelarre de brujas muy peculiares, quienes intentan revivir a una diosa sexual en la Suite Matrimonial. Es innegable el toque femenino que se le da a este fragmento, si bien no es delicado, es sin duda una creación femenina. En la Suite Matrimonial vemos prácticas curiosas provenientes de una doctrina mágica matriarcal, expresadas en una historia con un fuerte subtexto lésbico y de adicción sexual. Este es el primer momento de Roth en su interacción con los demás cuartos y si bien el personaje ya comienza a mostrar los tintes fársicos, aún no ha caído en la profunda degeneración mental. El toque de Anders parece ser este discurso de feminidad liberada, entre amazónico y lésbico, expresado en un cliché irónico de la mujer: las brujas. A nivel estético, vemos una carga excesiva de elementos, texturas y colores dentro de la habitación, entre los que destacan el azul, el blanco, el rosa y el cuero, como elementos de principal foco. La iluminación es simple, natural, si bien intencionada pasa desapercibida, lo importante es el discurso y el desarrollo de la historia. Existen desnudos explícitos (como parte de la liberación femenina y como ironía de otro cliché de la brujería) y un fuerte contenido sexual, dirigido a la premisa del sexo como divinidad y como ritual, no cómo acción física o si quiera como consecuencia del amor. Curiosamente, pese a lo extraño del guión, este es posiblemente la habitación menos descabellada y la que tiene más sentido en su relación texto-secuencia-premisa.


La música es un elemento excelente en la cinta. Este jazz retro funciona de maravilla con las diferentes estéticas del film y cómo portador de identidad del estilo. La música de introducción es todo una joya y acompaña a una animación bastante entretenida y adecuada a lo que se verá en el film.


La segunda habitación es el fragmento "The Wrong Man" y está dirigida y escrita por Alexandre Rockwell. Desde el inicio de la secuencia, visualmente vemos un cambio drástico de estilo. The Wring Man posé mucho mayor contraste y una menos escala cromática que la habitación anterior. Siguiendo una estética más noir (evidentemente sin el blanco y negro), esta habitación propone una historia más íntima en desarrollo, pero igual de descabellada que las otras. Aquí el pobre Ted cae en un juego sexual y demente de una pareja. Este fragmento es mucho más dinámico que el anterior y está dirigido casi completamente a la acción. Es una historia irreverente y con un humor bastante negro en la que se hacen constantes alegorías al sexo, la infidelidad y los problemas maritales. Sin duda, es un cambio radical a la narrativa propuesta por el segmento anterior, lo cuál es una ventaja pues en este punto, la orientación a la acción del segmento ayuda a centrar la atención del espectador y te mantiene en un constante suspenso. The Wrong Man es de mis secuencias favoritas en este film ya que creo que tiene un buen equilibro entre lo atrevido de la película, con una premisa aún bastante creíble.


Algo muy curioso en Four Rooms es la presencia de grandes nombres en buenas interpretaciones de papeles relativamente pequeños. Encontramos la participación de actores como: Antonio Banderas, Salma Hayek, Madonna, Quentin Tarantino e, incluso, a Bruce Willis (a quién de hecho no se le dio crédito). Lo interesante es la forma en que estos actores y sus puntos fuertes (por no decir muletillas) son aplicadas en las diferentes direcciones en lo que aparentan ser personajes pequeños o con poca notoriedad (aparentan es la clave).


La tercera habitación ("The Misbehavers") está escrita y dirigida por Robert Rodriguez. Es precisamente en este punto donde todo comienza a tornarse cada vez más excesivo e irreverente. En The Misbehavers, Ted tiene que lidiar con los hijos de una pareja, los que abandonan a los hijos en la noche de Año Nuevo, dejándolos a cargo del empleado. Este fragmento es muy intenso y hace excesivo uso de los planos cerrados, pero debo decir que la dirección y la cinematografía son de lo mejor. Si bien la trama llega a un punto en que no le encuentras sentido, este fragmento es posiblemente de los que más enganchan al público. Demente y exacerbado, The Misbehavers tiene un humor extraño y nada ligero. Es precisamente en este punto donde vemos el quebrantamiento de Ted, a quién ya no reconocemos como el personaje que se introdujo en The Missing Ingredient. La historia es un caos tras otro que termina con la habitación incendiada y un padre muy molesto (Antonio Banderas) pero en un curioso final abierto que no hace más que aumentar el grado de extrañeza que tiene esta secuencia. Hablando de mis gustos personales, esta secuencia es para mí la más completa y si bien no tiene mucho sentido, es posiblemente el elemento más fuerte de Four Rooms.


La última habitación es el Penthouse y representa la historia "The Hollywood Man" escrita y dirigida por (no es nada difícil notarlo) Quentin Tarantino. Esta habitación tiene el estilo personal de Tarantino por todos lados y es el desenlace de tan descabellado producto. En The Hollywood Man, Ted se ve envuelto en una celebración poco ortodoxa: estrellas de cine y sus amigos hasta el borde de borrachos y drogados, los cuales encuentran la más brillante forma de divertirse: una apuesta muy arriesgada. Como ya es firma en Tarantino: en MÁS mejor. Con Tarantino no se escatima, todo es demasía y, en este caso, no es la excepción, especialmente en el desarrollo de la historia. Debo decir que The Hollywood Man se puede tornar tedioso, los diálogos son muchos y las acciones pocas y el texto realmente gira entorno a una sola premisa: la apuesta, la cuál se rehusan a revelar sino casi hasta el final, por lo que es un rodeo gigantesco de ideas antes de llegar al punto. Es una buena secuencia, es cierto, y tiene un estilo Tarantino muy seductor a la vista (especialmente la secuencia larga introductoria). Siendo honesto, nos soy el más grande fan de Tarantino (ni en estilo, temática o firma), sin embargo, The Hollywood Man es un buen desenlace a una historia de estas características.


Llena de momentos absurdos y de una temática inaudita, Four Rooms es una cinta muy completa que demuestra las ventajas del trabajo colaborativo. Tim Roth es excepcional y, sin duda, lo mejor de todo el film, el cuál se lleva un gran aplauso y un tazón de palomitas jumbo.

Ficha Técnica:
Four Rooms (1995)
Dir: Anders, Rockwell, Rodriguez y Tarantino.
Creadores: los mismos
Miramax

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