Existen historias y mundos que te capturan una vez en la vida y se roba tu lealtad para siempre, a pesar de lo que obtengas a cambio de ellos. Algo así es lo que sucede con la franquicia Dragon Ball y la generación que creció con el ánime.
El día de ayer fui a ver La Resurrección de Freezer (a.k.a. Freezer Wears Prada) y me debatí bastante en escribir al respecto porque sigo sin entender completamente qué es lo que vi.
La Resurrección de Freezer está situada después de la derrota de Majin-Boo y de la película anterior: Bills, el dios de la destrucción; pero antes del inicio de Dragon Ball GT. En sí el film es un gran paréntesis en la vida de los personajes donde vuelven a revivir la amenaza de Freezer, quien ha vuelto a la vida gracias a las Esferas del Dragón y ahora es más poderoso (y fabuloso) que antes.
Siendo objetivos: la película es una excusa inmensa para el humor japonés y peleas, peleas, peleas. Carente de todo drama, sin un desarrollo de personajes y, en momentos, sin sentido alguno, puedo decir que es una película muy entretenida para aquellos que conocen y siguen ciegamente Dragon Ball, pero en definitiva no para quienes son nuevos en ese mundo.
Siempre se me ha hecho extraña la forma en la que se comunican los personajes en esta serie: la forma en la que hablan es una combinación curiosa entre la formalidad, la exageración y los insultos con clase; además de que todos los personajes se gritan unos a los otros. No sé si esto lo obviaba estando niño, pero ahora debo decir que es un poco molesto.
En el lado bueno, la película es poco predecible (derivado de la falta de coherencia en las acciones) y no recurre a las muletillas usuales en los relatos de Dragon Ball: no hay necesidad de terminar al villano con una unión terrícola de Henki-Damma, no muere Krillin, no existe la comedia de los pequeños Gotens y Trunks, no se recurre a Mr. Satán como desahogo cómico e incluso se hace un cross-over entre dos diferentes mangas (ve a verla y verás cuál).
Entonces, ¿qué pasa en La Resurrección de Freezer si nada de esto sucede? Bueno, esa es la pregunta que sigo haciéndome y pues llega un punto en el que te das cuenta que es mejor dejar de intentar encontrarle una lógica a la cinta y mejor relajarte y sentirte de diez años nuevamente. Es claro que todo esto es resultado de la ausencia de Akira Toriyama en el proceso de creación y formación del fondo de la historia, porque la Resurrección de Freezer es eso: pura forma (pero buena forma) y muy poco fondo.
Lo curioso es que sí te deja un poco corto en muchas cosas, uno esperaría que el regreso del primer gran villano que enfrentaron en la saga fuera algo más desafiante; sin embargo, 30 ó 40 minutos en el film te das cuenta que Freezer, aún con su nuevo traje Louis Vuitton, no representa una gran amenaza ya en las últimas instancias, lo cual aumenta aún más esta sensación de absurdo de la cinta.
En definitiva, sí me alegro haberla visto, mi niño interno sigue feliz por ver a Son Gokú de nuevo en combate, pero mi cinéfilo externo sigue confundido, descifrando de qué iba el film.
La animación es clásica, pero buena, con secuencias dinámicas (cuando lo son), entretenidas y coloridas, pero pues la forma es lo único en lo que cubre las expectativas... bueno, eso es una falacia, porque realmente pocas personas son tan ingenuas para tener expectativas de esta película.
Ficha Técnica:
Dragon Ball Z: La Resurrección de Freezer (2015)
Dir: Tadayoshi Yamamuro
De: Akira Toriyama (autor)
Toei Company / 20th Century Fox Home Entretainment